Para adueñarse de las palabras compraron letras. Quisieron medir las voces y pagaron señales. Miedo para controlar. Acumulan ondas y vocales. Cotizan las noticias. Pretenden disciplinar los cuerpos y redactan protocolos de normalidad. Libertad encorsetada con términos y condiciones. Por eso seguimos silbando, aire que anima el fuego.
Pasaron 40 años del último golpe de estado que detuvo, torturó y desapareció a 30 mil compañeros y compañeras. Años que traen la historia del Juicio a las Juntas, las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, los juicios a genocidas por delitos de lesa humanidad, las responsabilidades civiles y complicidades económicas, medios de comunicación concentrados, deuda externa y neoliberalismo.
Otra ronda de jueves en Plaza de Mayo, más nietos y nietas recuperadas, antenas rebeldes y organización en la calle.
Nunca más.
El 24 de marzo – 40 años – Presentes.